El adormecimiento en la palma de la mano y los dedos pulgar, índice, medio y a veces también el anular son síntomas que debe considerar.
Hoy en día es común escuchar a personas de distintas ocupaciones decir que sufren del Síndrome del Túnel Carpiano, pero ¿qué es en verdad esta enfermedad?. En términos sencillos, responde a un engrosamiento fibroso del ligamento existente en la cara palmar de las muñecas, en la zona llamada Túnel del Carpo, el cual comprime las estructuras anatómicas que están entre él y los huesos; como tendones, nervios y vasos sanguíneos, ocasionando dolor y adormecimiento. Sin embargo, la principal molestia es debida a la compresión sobre el denominado nervio mediano, que ocasiona una inflamación crónica y daño del nervio. Las causas pueden ser varias, sin embargo, con frecuencia la presión ejercida por la flexión mantenida o constantemente repetida de la muñeca, como ocurre con la práctica de ciertas actividades como teclear, tejer, tocar violín, etc. determinaría un déficit de circulación en la zona del ligamento, el que iría endureciéndose y aumentando su grosor. Cuando la compresión sobre el nervio se mantiene, las molestias, al comienzo leves y ocasionales, irán progresando cada vez más hasta hacerse intensas y permanentes. El tratamiento planteado comúnmente es la cirugía, donde se «corta» parte o la totalidad del ligamento que está engrosado y comprimiendo al nervio.
Ante esta situación, existe también la técnica de fisioterapia MOVHA, la cual permite contribuir a la resolución del problema de una manera no invasiva, mejorando la circulación del ligamento, deshaciendo la fibrosis, disminuyendo su inflamación y optimizando las vías de eliminación de todos los residuos retenidos en el área de la lesión. El tratamiento consiste en sesiones de movilización del tejido conectivo, un verdadero masaje a los tejidos bajo la piel, utilizando el efecto del vacío a través de un equipo de alta tecnología dotado de un sofisticado control electrónico, que permite graduar intensidad, frecuencia, pulso y profundidad en la aplicación del vacío, de acuerdo a la lesión que se desea tratar y a la situación de cada paciente, para ir paulatina y gradualmente restituyendo la normalidad anatómica en la zona tratada con la consiguiente mejoría de la enfermedad y sus síntomas.
Fuente: Revista Bersant Salud