Entre todas las dietas que se van poniendo de moda con el paso del tiempo, una de las que mayor cantidad de seguidores ha logrado recientemente es la denominada “dieta cetogénica”. Se trata, en efecto, de un régimen conocido en algunas partes del mundo como “dieta de Atkins”, el cual nos lleva, por sobre todo lo demás, a reducir casi completamente la cantidad de hidratos de carbono que consumimos.
Es decir, podemos consumir cantidades suficientes de otros complejos alimenticios, pero no de los hidratos de carbono, que resultan fundamentales más que nada para aquellas personas que realizan ejercicio físico, ya que de allí toman la energía necesaria. La cuestión es que se pretende lograr una oxidación de grasas, y perder peso de esa manera. Aunque a muchas personas les ha funcionado, no nos parece muy recomendable, más allá de que debemos repasarla por su moda.
Por qué se llama dieta cetogénica?
Luego de saber más o menos de qué se trata, la mayoría de las personas se interesan en entender por qué la denominación que se le ha asignado. Se llama “cetogénica” en referencia a que éste es el nombre de las formaciones de cuerpos que se producen como consecuencia de este tipo de alimentación. Como no hay glucosa de los hidratos de carbono, el cuerpo recurre a estos elementos, haciéndonos perder peso.
Diferencias con la alimentación normal
En términos comparativos, en relación a una alimentación de las clásicas, debemos decir que en éstas, un ser humano consumo alrededor de 50% a 60% de las calorías totales provenientes de los hidratos de carbono. Con la dieta cetogénica llevamos esos niveles al 10%. Desde este punto de vista es entendible aquello que decimos de qué puede resultar poco beneficiosa para el organismo.
Nada de frutas y verduras
Una de las principales diferencias que tiene la dieta cetogénica con prácticamente cualquier otra que podamos encontrarnos en todo el mundo, es que en ésta se recomienda específicamente apenas consumir frutas y verduras.
