Para transformar nuestro cuerpo, no necesitamos magia, simplemente ejercicio y una alimentación adecuada. Se puede comer varias veces al día, pero de manera sana y nutritiva. Los alimentos integrales o frutas, alejan el hambre, si vas picando durante el día estos alimentos, tu estómago se encontrará saciado y ocupado trabajando. Toma mucha agua.
Hemos de levantarnos 10 minutos antes de lo previsto y mientras vemos la televisión antes de la ducha, podemos hacer ejercicio. Esto hace comenzar el día con más energía. Si te resulta aburrido el lugar donde haces tus ejercicios, decóralo como más te guste, parece una tontería, pero así te motiva mucho más. Si no tienes aparatos de gimnasia, no te hacen falta, botellas de agua, pueden sustituir las pesas, la alfombra, puede hacer el papel de esterilla…
Las repeticiones e intensidad han de ser graduales, nunca cambies bruscamente, el cuerpo también responde gradualmente, según su progreso.
Crea en tu casa tu propio espacio para cuidarte en tus rutinas diarias. Nunca lo hagas al lado de tu cama, puedes tener la tentación de volverte a acostar, puede ser en la misma habitación, pero en un rincón independiente. Si tu sala de estar lo permite, también es un lugar ideal para practicar. La iluminación es muy importante, una buena luz natural, da más energía. Igualmente la comodidad, pues los lugares austeros eliminan la actividad e ilusión. Una cosa muy importante es que sea íntimo, que nadie te moleste ni desconcentre en los ejercicios de tu rutina diaria.
Fuente: en buenas manos