El ozono, a diferencia del oxígeno, penetra a través de los poros de la piel, potenciando todos los efectos que uno quiera lograr a través de ella, ya que actúa reactivando el metabolismo celular y produciendo una profunda desintoxicación, humectación y nutrición de la piel.
Su utilización más difundida apunta a terminar con el problema que obsesiona a la mayoría de las mujeres, la celulitis.
La celulitis se origina como consecuencia de una acumulación de los líquidos entre la piel, que ejerce presión sobre los vasos capilares. Este efecto vasoconstrictor obstaculiza la adecuada circulación de los glóbulos rojos, dando lugar a la famosa piel de naranja.
La ozonoterapia actúa oxigenando los tejidos y mejorando la circulación.
Beneficia también la disolución de la grasa y ataca la celulitis que generalmente podemos encontrar en: muslos, glúteos, rodillas y abdomen.