El Ayurveda, ciencia milenaria originaria de la India, nos enseña a observar nuestro cuerpo en sus más simples manifestaciones y movimientos, como el color de los labios, uñas, etc. A través de él podemos encontrar la conexión con la propia vida.
La medicina ayurvédica clasifica el individuo de acuerdo a su constitución física en tres tipos: Vata, Pitta y Kapha.
Teniendo en cuenta estos aspectos, en el masaje ayurvédico se utiliza un aceite vegetal para cada tipo, que es el vehículo de purificación y desintoxicación para el organismo.
Esto se complementa con la presión en los distintos puntos energéticos (puntos Marma) que activan la circulación y permiten el correcto fluir de la energía en todo el cuerpo.
Armonía y relajación se combinan durante una sesión de este masaje, logrando el tan ansiado equilibrio físico y emocional.