Luis Enrique, conocido por su polivalencia y entrega en el terreno de juego, no suele ser recordado como un goleador nato. Sin embargo, en enero de 1997, el asturiano protagonizó un momento histórico al marcar cuatro goles consecutivos de cabeza en tres partidos de Liga, destacando su importancia en el esquema del Barça de Bobby Robson.
El inicio: un gol amargo contra el Hércules
El 13 de enero de 1997, el Barça se enfrentó al Hércules en el Camp Nou. Luis Enrique abrió el marcador en el minuto 8 con un toque sutil tras una asistencia de Figo. Aunque Ronaldo amplió la ventaja, el partido terminó en una sorprendente derrota por 2-3, con el Hércules remontando antes del descanso y sellando la victoria en la segunda mitad. Pese al resultado, el asturiano demostró su olfato goleador.
La gesta: triplete de cabeza en el Benito Villamarín
Una semana después, el Barça visitó al Betis en el Benito Villamarín. El equipo blaugrana comenzó perdiendo 2-0, pero Luis Enrique se erigió como héroe de la jornada con un hat-trick de cabeza. Sus goles llegaron en momentos cruciales: el primero antes del descanso para reducir la diferencia, el segundo para empatar, y el tercero, tras un gol de Ronaldo, para completar la remontada (2-4).
Santi Nolla, entonces director de Mundo Deportivo, destacó su actuación: “Luis Enrique representó el espíritu de un club ganador. Dio la cara y metió la cabeza tres veces para llevar al Barça a la victoria”. Incluso Bobby Robson lo elogió, calificándolo como «un ejemplo para todos».
El broche de oro ante el Rayo Vallecano
El 27 de enero, el Barça se enfrentó al Rayo Vallecano en el Camp Nou. En un cómodo 6-0, Luis Enrique volvió a abrir el marcador, esta vez con otro preciso cabezazo tras un centro medido de Sergi. Fue su cuarto gol consecutivo de cabeza, un hito insólito en su carrera y un registro poco común en un jugador de sus características.
Una temporada destacada para Luis Enrique
La campaña 1996-97 concluyó con Luis Enrique firmando 17 goles, 16 en Liga y uno en Copa. Su triplete ante el Betis fue la primera de tres ocasiones en las que anotó tres goles en un partido con el Barça, repitiendo la hazaña en 2000-01 frente al Athletic de Bilbao y el AEK de Atenas.
En total, el asturiano marcó 107 goles en sus ocho temporadas como blaugrana, todos menos uno en jugadas abiertas. Su mejor registro goleador llegó en la temporada 1997-98, con 25 tantos.
El legado de un jugador versátil
Aunque Luis Enrique no fue un delantero clásico, sus cifras y momentos destacados, como su quincena mágica de enero de 1997, consolidaron su lugar como uno de los jugadores más polivalentes e influyentes en la historia del Barça. Estos cuatro goles de cabeza seguidos siguen siendo un recuerdo especial en la memoria de los aficionados culés.
vía: Mundo Deportivo y Barcelona. Imagen generada con grok.
