Los ácidos grasos son esenciales para la vida (omega 3 y omega 6) nuestra salud depende de ellos. Son sustancias que nuestro organismo no puede fabricar y tienen que formar parte de nuestra dieta igualmente que las vitaminas, minerales, proteínas y glúcidos.
Una administración insuficiente de estos ácidos puede reaccionar de forma negativa en nuestro ánimo, alergias, asma, dermatitis, osteoporosis, diabetes, obesidad, cáncer, etc.
Al sistema nervioso le afecta en la destreza, memoria y aprendizaje, derivando también a la depresión.
En el corazón, la arritmia se hace visible, ya que se crea rigidez en las arterias.
En lo que se refiere a los tejidos se crea en ellos un efecto anticancerígeno, ya que al transformarse el omega 6 frena el crecimiento de tumores.
En el esqueleto, su deficiencia hace que no se absorba el calcio suficientemente, por lo que se produce la osteopatía y la descalcificación. Incluso en la artritis disminuye la inflamación y el dolor.
También benefician a la piel, el sistema inmunitario, la regulación de las hormonas y el metabolismo, controla el apetito, la presión arterial, problemas oculares, etc.
Los ácidos grasos (los insaturados como el aceite) tienen consistencia líquida a temperatura ambiente, si se exponen al aire se oxidan y adquieren un olor rancio y desagradable, las verduras al contener antioxidantes, evitan la oxidación.
Un error que cometemos respecto a las grasas de origen vegetal, es pensar que las encontramos en la margarina, bollería y pastelería, pero no es así, ya que aunque lo describan en su composición, pues los aceites refinados que contienen estos alimentos se saturan para darles consistencia, textura y prolongar su vida.
Fuente: Wikipedia