Algo muy típico de nuestro país y que nos identifica a los españoles es la siesta, pero esta hay que tomarla adecuadamente, si no es así, puede resultarnos perjudicial.
Una hora es suficiente tiempo para echarla, no debemos dormir más, pues el organismo se trastoca y altera su rendimiento, cambiamos así, nuestros hábitos de sueño.
Dicen los especialistas que cuando las siestas son demasiado largas, el mal humor aparece en nosotros, esto es debido a la inercia del sueño, pues al tardar más en despertarnos, los pies tardan más en ponerse de nuevo en movimiento.
Al contrario, si no nos excedemos, la siesta es muy beneficiosa, ya que unos 15 o 20 minutos de descanso entre el día, se suman al descanso de la noche (ocho horas recomendadas) y son un descanso completo e inmejorable.
Al contrario de lo que pensamos, el mejor lugar para la siesta es el sofá, y si es posible un lugar tranquilo y cómodo.
Los beneficios de la siesta han atravesado nuestras fronteras, ya son más los italianos y alemanes que españoles los que han adquirido esta costumbre.
Una buena siesta, consigue mayor concentración a lo largo del día, además de aumentar nuestra productividad, es un “ponerse las pilas”, por esta cuestión, muchos especialistas, proponen la introducción de las siesta en muchos lugares de trabajo.
En los niños ha de ser más prolongada, ellos son más enérgicos y necesitan descansar todavía más. En niños con edad escolar es beneficiosa porque aumenta las funciones cognitivas hasta un 40%, mejora el aprendizaje y agiliza la memoria.
Las personas que se echan la siesta gozan de una vida más saludable.