El té blanco es una de las plantas en la variedad del té, menos conocidas. Sus propiedades son muy buenas para combatir el envejecimiento y el cáncer, pues posee una fuerte de polifenoles (tres veces más que el té verde), los cuales, combaten a los radicales libres, causantes del envejecimiento y de las mutaciones cancerígenas de las células.
Esta clase de té, es usado como preventivo, ya que estimula la producción de las defensas naturales y evita la mutación del ADN. Si lo comparamos con cualquier fruta como por ejemplo, la naranja, es 14 veces más potente en cuanto a las defensas que produce.
Otro de sus beneficios, es la protección del corazón, ya que al regular la presión arterial y activar la circulación sanguínea, previene de los infartos de miocardio, también es muy indicado para rebajar los niveles del colesterol malo.
Reduce el exceso de grasa, ya que acelera el metabolismo reduciendo así la cantidad de grasa. Su efecto diurético lo convierte en depurador y desintoxicante, además de facilitar la digestión.
Otra de sus características, es su gran fuente de flúor, protegiendo a los dientes de la caries. Su gran fuente de energía, ayuda a la memoria, concentración y la fatiga mental. Su gran beneficio, es que posee la mitad de cafeína que el té verde, por ello, no crea adicción.
En el campo cosmético, se utiliza como tónico facial para la protección de la piel contra el sol y para mantener el bronceado. Muchas marcas de cosmética, lo tienen en sus laboratorios como base de sus productos.
Fuente: innatia