Rica en vitamina C, carente de grasas y sodio, este cítrico es un antioxidante natural, normaliza el movimiento intestinal y previene gripes y resfríos.
El naranjo proviene de China y tiene una larga historia de aplicaciones terapéuticas de la medicina tradicional oriental. La naranja dulce seca se utiliza para la tos y el resfrío. En tanto que la cáscara -tanto de la versión dulce como la amarga- se prensa para obtener el aceite esencial de este fruto.
Como sedante, el aceite esencial de naranja mezclado con lavanda o alternada con lavanda y sándalo, es bueno para la tensión nerviosa y el insomio que lleva asociado. También anima, aviva la mente y disipa la depresión. Normaliza el movimiento intestinal, es decir que es beneficioso en caso de espasmos dolorosos, estreñimientos y diarrea.
También ayuda a normalizar la presión sanguínea y la circulación y estímula el sistema linfático para mitigar la retención de líquidos.
Jugos concentrados
Recomendable también para quienes deben consumir suplementos de hierro por padecer anemia, el jugo de naranjas colabora en la absorción de este mineral. En ese sentido, es definitivo el trabajo hecho por la doctora Barbara Rhode y sus colegas de la Universidad McGill de Canadá. Este equipo de investigación sometió a un grupo de mujeres a una dieta pobre en ácido fólico, que es una vitamina del grupo B, para hacer bajar sus niveles de este nutriente en sangre. Después compararon la capacidad de los suplementos de ácido fólico y del jugo de naranjas, hecho a partir de concentrado para establecer los niveles de folato en sangre. El jugo y las píldoras de vitamina dieron el mismo resultado, una prueba evidente de las bondades del jugo concentrado.
En cuanto a si es mejor comer las naranjas en gajos a beber su jugo, los médicos dicen que las diferencias son mínimas. Al parecer, debido a su contenido en fibras, la naranja entera otorga una sensación de plenitud que el jugo no brinda.