En un mundo tan contaminado y donde la prisa altera a cualquiera, andar en bicicleta se vuelve un modo de mimar a nuestro organismo pero también de brindarle algo de respiro a nuestro planeta.
Usar la bicicleta para trasportarnos al trabajo o a nuestra escuela o facultad, e incluso usarla para distraernos y pasear, te permitirá alcanzar grandes beneficios aunque aun no lo creas.
Se ha comprobado que las personas que andan en bicicleta sufren menos enfermedades psicológicas y depresiones que otras que no son aliados de este transporte. ¿Cómo puede ser esto posible? Es fácil de entenderlo si comprendemos que el cerebro se oxigena al realizar actividad física lo cual habilita a pensar con facilidad, además de que este tipo de ejercicios segrega hormonas que generan placer al individuo, hablamos de las endorfinas, las llamadas hormonas de la felicidad.
Por otra parte andar en bicicleta reduce el riesgo de un infarto en un 50% debido a que cuando el sujeto pedalea el ritmo cardiaco máximo aumenta y la presión arterial disminuye, trabajando el corazón de un modo favorecedor para el organismo.
El nivel del colesterol «malo», es decir el LDL, se enfrentará a una reducción al andar en bicicleta así como el colesterol HDL o «bueno» aumentará en tanto que los vasos sanguíneos se encontrarán mucho más flexibles y saludables.
Si sos fanático del sillón o la cama para acostarte a hacer nada, o simplemente a mirar televisión, es probable que te vuelvas propenso a padecer de fuertes dolores de espalda, por el contrario, si tienen un plan de actividad física regular, como puede serlo andar en bicicleta, podrás aliviar y prevenir este tipo de dolores, siempre y cuando adoptes una correcta postura.
Tras los primeros 20 minutos de uso de la bicicleta empezarás a sentir cada uno de estos beneficios, aunque lo recomendable para potenciarlos es pedalear de 45 a 60 minutos diarios.