Una de las mayores luchas que tienen los especialistas en entrenamiento físico del ser humano tiene que ver con los elementos de la rutina actual que nos alejan de una condición orgánica como la que deberíamos tener. Está claro que no se pueden dejar de lado aspectos como el cuidado de la familia o el empleo, pero un grupo de científicos se ha preguntado que tan entrenados estábamos hace 200.000 años, en el Paleolítico.
Pues bien, es evidente que la aparición de los gimnasios no era necesaria en aquel momento, y que sólo responde a los requerimientos de las personas que no pueden realizar ejercicios físicos en otros sitios ni en otro momento del día. Cabe preguntarse entonces, si verdaderamente estaríamos tan entrenados fuera de un mundo como el actual, o si se trata sólo de un mito para hacernos sentir mal.
En este sentido, investigadores de la Universidad Católica de Brasilia, la del País Vasco y la de A Coruña, han realizado una serie de recavaciones de información que les han permitido establecer, en primer término, que “ha cambiado el entorno y las condiciones para la supervivencia, por lo que hay un desajuste grande entre nuestra carga genética, que está adaptada a unas exigencias diferentes a las que tenemos”.
En concreto, estos especialistas sostienen que los cambios orgánicos en el hombre son mucho más lentos que los de las sociedades, y por este motivo, nuestro cuerpo sufre actualmente. Incluso los hombres del Paleolítico se encontraba con una altitud mayor, motivo por el cual tenían un mejor rendimiento corporal en deportes de resistencia y podían por caso luchar mano a mano con animales temibles, algo que hoy parece imposible.
Incluso, en el pasado los humanos tenían una resistencia mucho mayor a la falta de alimentos, lo que se provocaba porque muchos de ellos eran nómades para entonces, y debían pasar largas temporadas recorriendo su mundo en búsqueda de alimentos.
