En igualdad de peso, los higos deshidratados proporcionan seis veces más energía (calorías) que los higos frescos.
La deshidratación concentra también los nutrimientos y los convierte en una fuente rica de potasio y en una fuente apreciable de calcio, hierro y magnesio. Los higos deshidratados contienen pectina –una forma de fibra soluble que puede ayudar a disminuir los niveles de colesterol en sangre– y también fibra insoluble, que ayuda al movimiento de la comida en el intestino, lo que previene el estreñimiento y otros trastornos intestinales. Un puñado de higos deshidratados ejerce normalmente un efecto laxante, mientras que los higos en almíbar son un remedio tradicional para el estreñimiento.
Sin embargo, los higos deshidratados tienen también un contenido de azúcar y, si se comen con demasiada frecuencia, pueden provocar caries dental.
Son contaminados con relativa facilidad por el moho y pueden contener toxinas de éste, como las aflatoxinas, que son potencialmente cancerígenas.