El 12 de julio de 1998, el Estadio de Francia, en Saint-Denis, fue testigo de una de las finales más memorables en la historia de la Copa del Mundo. Francia, anfitriona del torneo, se impuso con un contundente 3-0 ante Brasil, logrando su primer título mundial y desatando una ola de celebraciones sin precedentes en el país galo.
Un camino perfecto para Francia
El equipo dirigido por Aimé Jacquet llegó a la final con un rendimiento impecable. Francia dominó la fase de grupos con tres victorias ante Sudáfrica (3-0), Arabia Saudita (4-0) y Dinamarca (2-1). En la fase de eliminatorias, superó a Paraguay en octavos con un gol de oro de Laurent Blanc (1-0), eliminó a Italia en los cuartos de final tras una dramática tanda de penaltis (4-3) y venció a Croacia en semifinales (2-1) con un doblete de Lilian Thuram.
Brasil: del favoritismo a la frustración
Brasil, dirigido por Mário Zagallo, llegó a la final con el cartel de favorito. Su trayectoria incluyó victorias ante Chile en octavos (4-1), Dinamarca en cuartos (3-2) y un triunfo por penaltis ante Países Bajos en semifinales tras empatar 1-1 en el tiempo reglamentario. Sin embargo, su preparación para la final estuvo marcada por el misterio en torno a Ronaldo. El delantero sufrió un episodio convulsivo horas antes del partido, lo que generó especulaciones sobre su estado físico y su rendimiento en la final.
Una final con un solo dueño
Francia dominó el encuentro desde el inicio. En el minuto 27, Zinedine Zidane abrió el marcador con un cabezazo tras un saque de esquina de Emmanuel Petit. Poco antes del descanso, el mediocampista repitió la fórmula, colocando el 2-0 en el marcador. Brasil, desconcertado y sin respuestas tácticas, no logró reaccionar. La expulsión de Marcel Desailly en el minuto 68 dio una ligera esperanza a la ‘Canarinha’, pero el golpe definitivo llegó en el tiempo de descuento. Patrick Vieira asistió a Petit, quien sentenció el partido con el 3-0 definitivo.
Celebraciones históricas y un legado imborrable
El triunfo de Francia desató una celebración masiva en los Campos Elíseos, donde más de 1,5 millones de personas festejaron hasta el amanecer. El presidente Jacques Chirac entregó el trofeo a Didier Deschamps, capitán del equipo, marcando el inicio de una era dorada para el fútbol francés. Zidane, con su actuación estelar, se convirtió en un ícono nacional y catapultó su carrera a la élite del fútbol mundial.
Brasil, por su parte, quedó envuelto en polémicas sobre la inclusión de Ronaldo en la alineación titular. A pesar de las dudas, el delantero fue elegido como el mejor jugador del torneo y lideraría a su selección a la conquista del Mundial 2002.
La final de 1998 no solo significó el primer título mundial para Francia, sino que también consolidó su fútbol como una potencia global. Aquel equipo quedará para siempre en la memoria del deporte, como el que hizo historia en su propio suelo.
vía: Wikipedia
