Algunas personas sufren un único y leve resfriado que dura un par de días en todo el invierno, mientras que otras no han superado una infección de ese tipo cuando ya tienen que hacer frente a otra.
La diferencia puede estar en el estilo de vida que lleven. Si ese es tu caso, revisa y mejora tus hábitos:
· No te automediques. Si anteriormente has abusado de los antibióticos, es posible que tu organismo esté debilitado. Tómalos únicamente bajo prescripción médica.
· No a las aglomeraciones. Los ambientes poco ventilados y muy concurridos favorecen la dispersión de virus y bacterias.
· Evita los cambios bruscos de temperatura. Pasar de un ambiente cálido a otro frío una y otra vez deteriora tus mucosas respiratorias y propicia la entrada de virus.
· Modera el ritmo. El estrés prolongado obliga a tu organismo a estar siempre alerta, lo que puede causar una bajada de defensas y, en consecuencia, desembocar en resfriados.
· Recurre a la aromaterapia. Procura que no falten en tu hogar aceites esenciales de eucalipto, bergamota o lavanda.
· Haz ejercicio. Se sabe que las personas sedentarias enferman más porque tienen un sistema inmunitario más débil. Si estás resfriado y tienes fiebre, espera un par de días para comenzar de nuevo la actividad física habitual. Si no tienes fiebre, puedes hacer ejercicio pero a un ritmo moderado y durante menos tiempo. En caso de que te encuentres peor, déjalo y espera a notar una mejoría.
· La risa te refuerza. Al parecer, cuando nos reímos nuestro cuerpo produce betaendorfinas, unas sustancias que nos ayudan a estar más activos y mejoran nuestras defensas.