La situación todos la hemos vivido alguna vez, y es muy común que se repita en razón de que el verano recién comienza, y que si por nosotros fuera, nos pasaríamos buena parte del día metidos en la piscina para refrescarnos. Sin embargo, tan pronto terminamos de comer y estamos trasladándonos hacia el fondo de la casa, se escucha alguna voz precavida que nos dice que no es conveniente nadar luego de comer. Ahora bien, se trata de un mito o una realidad.
Lo primero que debes tener en cuenta en este sentido, es que muchas personas creen que nadar con la barriga llena es peligroso pues a uno le podía dar un calambre o una punzada de dolor que le impidiera nadar, así que se podía ahogar. Sin embargo, no existen conocimientos de la ciencia en este sentido, o más que conocimientos, casos concretos que avalen esta situación.
Hay que destacar, de la misma forma, que así como mencionamos que no existe evidencia en torno a la mayor probabilidad de calambres luego de alimentarnos, sí es cierto que los expertos han detectado que el ejercicio vigoroso dirige el flujo de sangre del aparato digestivo hacia la piel y los músculos de los brazos y las piernas, y que ello podría traer algunas complicaciones, como por ejemplo, producir náuseas.
De igual modo, debemos señalar que si bien las probabilidades de calambre aumentan cuando el ejercicio a realizarse en el agua tiende a ser más exigente, los atletas profesionales están igual de atentos a competir sin el estómago lleno, que a haber ingerido los nutrientes necesarios antes de esta práctica, así que debes vigilar tanto los períodos de descanso como los de alimentación de igual modo.
Finalmente, y por circunstancias que tienen que ver con el tipo de actividad que puede llegar a realizar uno en el agua, y mejor aún, en la piscina de su casa, debemos saber que cuanta mayor edad tengamos, menos probable será que el nadar con el estómago lleno nos pueda perjudicar.
