La alimentación de los trabajadores de oficina es una de las que se encuentra especialmente afectada por los horarios que manejan. Partiendo de la base de que casi siempre termina ingiriendo comidas compradas en sitios de alimentos rápidos, existen algunos errores más bien comunes que tienen que ser dejados de lado para que en una última instancia, la salud no se vea comprometida tampoco.
Por ejemplo, la primer falla grave que pueden tener los empleados de oficina en cuanto a su alimentación, tiene que ver directamente con saltarse el desayuno. Es que se trata del primer alimento del día, y por ende, del que aporta la mayor cantidad de nutrientes para empezar la jornada, al punto de que si no lo tomas, llegarás al almuerzo dispuesto a comer todo lo que esté en tu camino, y probablemente sean comidas menos sanas.
Además, es posible que al manejar estos horarios te sea casi imposible dejar de incursionar en un exceso de calorías. Ten en cuenta que una persona sana debe consumir por día hasta 2.600 calorías, y se considera que un trabajador de oficina, al menos en los días laborales, consume alrededor de 3.500 calorías, existiendo esa diferencia del 30% en los alimentos que consume en el trabajo.
También resulta sumamente común, entre los compañeros de oficina, comer snacks entre horas. Esto se produce sobre todo en aquellos días en los que hay poco trabajo, lo que sumado a las actividades sedentarias en la mayoría de los casos y el aburrimiento los lleva a tener un hambre que en realidad no existe, y para colmo intentan saciar el mismo de una forma que no es la más conveniente.
Finalmente, el colmo de todas las situaciones anteriores se produce cuando uno intenta ahorrar con los tickets de almuerzo, ya que en esas situaciones, uno se queda con la alternativa más barata, en el afán de ahorrar la parte del salario relacionada con la alimentación. El resultado: algunos euros más a fin de mes, y un cuerpo que no ha obtenido los nutrientes que requiere.