Una de las principales cuestiones que muchas mujeres tienen en mente a la hora de comenzar un ejercicio físico o entrenamiento, se encuentra directamente relacionada con esa creencia que existe acerca de que el quemar calorías de esta forma puede llevarnos a un aumento exponencial del apetito, y por eso es que queremos analizar la situación de acuerdo a los últimos estudios, para que sepas si verdaderamente es así.
Lo primero que deberás tener en cuenta, en cualquier caso, es que en la mayoría de los casos aquellas personas que salen a correr, suelen incurrir en una “sobrevaloración de la pérdida de calorías”, es decir, psicológicamente consideran que el gasto ha sido muy mayor en relación al que verdaderamente hubo, y por eso se alimentan más.
Ahora bien, el ir a entrenar siempre a la misma hora, y que al volver comamos de más, genera un hábito en el ser humano, de forma que cuando al cabo de un tiempo pensemos cuánto nos cuesta llenarnos tras el entrenamiento, debemos considerar que en realidad al estómago y el apetito están respondiendo a este hábito, y no a la necesidad real.
De hecho, por este motivo resultan especialmente interesantes los dispositivos tecnológicos que nos permiten medir las calorías que quemamos, de modo que siempre conviene poner a funcionar uno, dado que de acuerdo a los principales estudios al respecto, nos encontramos con que la mayoría de las personas estima que ha quemado hasta un 20% más de calorías de las que marca la realidad.
Como decíamos, este desfasaje de cálculo muchas veces hace que las personas ingieran una cantidad de alimentos mayor a la necesaria, solo por tener la sensación de que se ha quemado más energía de la que el cuerpo tiene para dar; así que descartamos de plano todas las teorías que dicen que el ejercicio físico aumenta el apetito.