El estrés es un conjunto de respuestas frente a la adversidad que involucran cambios nerviosos y hormonales. Cuando esas respuestas son inadecuadas por su intensidad o excesiva duración se transforman en patológicas y reciben el nombre de disestrés manifestándose por altos niveles de ansiedad, angustia, cambios en el carácter, dificultad para dormir, tendencia al consumo de psicofármacos y adicciones (tabaco, alcohol, drogas).
El contexto social que actualmente rodea a las personas presenta condiciones que son determinantes cruciales para la aparición cada vez más frecuente de cuadros de disestrés. Dichas condiciones son por ejemplo la incertidumbre laboral y económica que dificultan la realización de proyectos, la violencia y la inseguridad. Este tipo de situaciones traumáticas y los acontecimientos de gran impacto emocional producen en el cuerpo respuestas que involucran fundamentalmente cambios nerviosos, hormonales, cardiovasculares y gastrointestinales.
El disestrés actúa primordialmente en el aparato cardiovascular y aumenta el riesgo de enfermedad cardiaca.
Si la persona tiene además hábitos de vida inadecuados como la falta de actividad física, una dieta con alto contenido de grasas y azúcares, consumo de tabaco, las posibilidades de enfermar o morir por afecciones cardiovasculares aumentan inevitablemente.
El disestrés puede prevenirse de manera natural mediante la siguiente rutina:
- Realizando ejercicios físicos aeróbicos
- Respetando el ritmo normal del sueño
- Planificando el trabajo
- Haciendo proyectos acordes con nuestras posibilidades físicas y anímicas
- Disminuyendo el nivel de autoexigencia
- Construyendo redes de sostén como familiares y amigos
- Dedicando momentos a la recreación y a la relajación, y en algunos casos, sesiones de psicoterapia.