Cada etapa de la vida del ser humano cuenta con sus propias particularidades, aunque siempre solemos decir aquí que en cualquier edad, es importante cuidar la alimentación y mantener hábitos saludables, como mantenerse alejado del tabaco y el alcohol todo lo posible, además de hacer ejercicio en la medida que el tiempo y las ganas nos lo permitan.
De todos modos, cuando uno llega a una edad que podríamos considerar madura, es decir, pasando los 50 años, conviene que tengamos en cuenta una serie de hábitos alimenticios que se hacen más necesarios que de costumbre, como por ejemplo en el caso de las bebidas, donde no podemos dejar de aconsejar el consumo de grandes cantidades de agua, el único líquido que le permitirá a tu cuerpo cumplir con las tareas necesarias.
Como en la infancia, también el desayuno es muy relevante en esta etapa de la vida, porque se trata de la primera comida del día, y allí debemos estar atentos de consumir buenas cantidades de fibra y carbohidratos que nos permitan tener energía para todo el resto de la jornada, considerando que de esa forma también se queman, así que cuanto más a la noche los consumimos, peor es.
Del mismo modo que mencionábamos antes, la fibra y los frutos secos resultan fundamentales en estos casos, sobre todo a partir de que cumplen roles interesantes en el funcionamiento del organismo. Una buena alternativa en tal sentido es la avena, ya que contiene fibra soluble que ayuda a mejorar los niveles de colesterol y antioxidantes, evitando la aparición de enfermedades como por ejemplo la arteriosclerosis.
Finalmente, uno de los alimentos que es muy recomendado a esta altura de la vida es, sin dudas, el pescado, en cualquiera de sus versiones “azules”, es decir, salmón, caballa y atún, porque aporta grandes cantidades de Omega 3, y ayuda al cerebro a prevenir ataques cardiovasculares.
