El peligro de la alimentación emocional se mantiene latente todo el año, pero igualmente, los especialistas aseguran que la época de las fiestas es donde se presentan la mayor cantidad de casos de este fenómeno, que básicamente consiste en la ingesta de alimentos a causa de diferentes emociones, sin hambre real, lo que provoca luego situaciones como un mayor consumo de calorías del debido, y a la larga, sobrepeso.
Por ello, es necesario que tengas en cuenta algunas consideraciones muy importantes que debemos tener en cuenta siempre en estos casos, destacando en primer término la historia personal de cada uno de nosotros. De hecho, es más probable que caigamos en la alimentación emocional si previamente hemos pasado por fenómenos de carencias alimenticias o de sobreexigencias por parte de los adultos para comer.
De igual forma, es importante que pienses que no debería existir en nosotros ningún tipo de obsesión con la comida. Incluso cuando la obsesión se relaciona con el hecho de apenas alimentarnos, ella no es buena, ya que un pequeño desequilibrio emocional podría llevarnos a querer recuperar todas las calorías perdidas en semanas en sólo cuestión de horas, siendo igualmente desaconsejable.
Las adicciones previas de las que podamos haber sido rehenes también juegan su rol en estos casos. Los expertos sostienen al respecto que si antes eras un fuerte fumador o eras adicto a otras sustancias, es mucho más probable que llegada esta etapa del año desarrolles un cuadro de alimentación emocional, para sustituir el placer de una droga por otra, en este caso la comida.
Para finalizar, entonces, es trascendente que siempre mantengas una postura autocrítica, sin pasarte de exigente ni dejar de serlo, y de la misma forma, intentes pasar la mayor cantidad de tiempo con esas influencias sociales, amigos para ser más claros, que tienen hábitos alimenticios más saludables.