Para relajarse, los orientales conocen desde antiguamente las propiedades terapéuticas del sonido. Los cuencos sonoros pueden tener uso ritual y curativo. Entendida la enfermedad como un bloqueo de energía en el cuerpo, la relajación es una manera de prevenirla o aliviarla. Una parte del cuerpo particularmente sensible a la vibración es la zona del plexo solar, a la altura del estómago, que suele alterarse en los momentos de tensión. Los cuencos sonoros se tocan percutiendo suavemente y también deslizando una baqueta de madera pesada en torno a su borde exterior con el fin de obtener una vibración continua. Es aconsejable experimentar con el sonido; los cuencos sonoros son inocuos.