El exceso de sal incrementa el riesgo de padecer hipertensión arterial, enfermedades cardíacas y accidentes cerebro-vasculares.
El sodio (componente de la sal de mesa) se encuentra en numerosos productos alimenticios debido a que se lo utiliza como conservante pero justamente habría que inclinarse por los alimentos naturales sin procesar, que lo contienen en mínimas cantidades.
Las hortalizas y las frutas, los cereales y legumbres, las frutas secas y semillas son alimentos pobres en sodio, mientras que los fiambres, embutidos, enlatados, quesos de pasta dura, productos de copetín y algunos aderezos, contienen altas cantidades de sal.
La clave para prevenir enfermedades está en la moderación y en utilizar estrategias para reducir el consumo, como el uso de especias, hierbas aromáticas, ajo, cebolla, vinagre y jugo de limón.