Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Leeds, la posibilidad de que los más chicos de la familia se sienten a la mesa junto a sus padres y puedan tener la comida todos juntos, indice en el mayor consumo de frutas y legumbres entre ellos, incluso cuando esta situación se produce sólo los fines de semana, algo que es común que pase con los horarios actuales de empleo de muchos de nosotros,
De esta forma, y como se trata de un hábito que evidentemente puede ayudar a mejorar la alimentación, se recomienda a todas las familias intentan realizar al menos dos o tres comidas a la semana, incluyendo las cenas, normalmente más tranquilas, en las que todos los miembros aprovechen para sentarse, relajarse, y poder conversar un rato acerca de las cosas que le vienen sucediendo, sin la presencia de aparatos tecnológicos.
Esta investigación, que se llevó a cabo considerando los registros de 2.389 niños que asisten a 52 escuelas primarias de Londres, dejó entrever entonces que cerca de seis de cada diez niños “no consumen la cantidad diaria de frutas y vegetales recomendada por la Organización Mundial de Salud”, que se encuentra en los 400 gramos por semana, o lo que es igual, cinco porciones.
Sin embargo, como se trata de un ideal, existen medidas que de todos modos son buenas para una etapa de crecimiento, y es allí donde la familia juega un rol clave. De hecho, se ha podido demostrar que aquellos pequeños que se alimentan junto a su familia, consumen en promedio hasta 125 gramos de ese grupo de alimentos de forma diaria, aunque en la mayoría de los casos, comen solos, y se quedan en apenas 95 gramos.
Janet Cade, profesora de la University’s School of Food Science and Nutrition, y realizadora del estudio, ha manifestado al respecto que “incluso si es sólo una comida familiar a la semana cuando los niños comen con sus padres o hermanos mayores, ellos aprenden acerca de la comida. Observar la forma y los diferentes tipos de alimentos que comen sus padres y así definen sus hábitos más saludables”.