Se caracteriza por la aparición de fuertes dolores abdominales, náuseas, vómitos, retortijones y diarrea, que pueden o no ser acompañados de fiebre.
Generalmente aparece después de una sobrecarga alimentaria, un exceso de fibra o una infección intestinal.
Este problema se resuelve con medicamentos antiespamódicos y si existen causas bacterianas, con antibióticos y reposo digestivo.
A esto hay que sumarle una dieta líquida restringida (agua, té con edulcorante y caldo) por el término de 24 a 48 horas. Luego puede consumir tostadas, jalea de membrillo dietética, quesos untables, arroz, carnes magras, pastas y gelatinas light.
Cuando se sienta mejor, incluya a su dieta, zapallo y zanahoria, hasta alcanzar de a poco su alimentación habitual.