Tenlo en cuenta: con el verano todo cambia, y desde el tiempo hasta nuestra propia alimentación varía de una estación a otra, ya que el cuerpo se adapta a distintas necesidades que van desde fríos extremos, hasta un calor que casi hace derretirnos.
Estos factores afectan cómo no a la producción de alimentos, y también a su recogida. Las frutas, hortalizas y cereales a campo abierto son ramas muy afectadas por las altas temperaturas del verano, ya que están en campos a plena luz del sol horas y horas, y esto tiene tanto su parte buena como su parte mala.
¿Cuál es la mala? Básicamente, que al haber tanto calor hay también muchísimas bacterias más, millones y millones por así decirlo. Por esto mismo, debes tener mucho cuidado al consumir hortalizas o frutas ahora que se acerca el verano, nada extremo, sólo cercionarte de un par de cosas:
- Lava muy bien el alimento antes de pelarlo o abrirlo
- Verifica que no haya insectos ni gusanos dentro de la misma, por ejemplo gusanos en las manzanas
- Vuelve a lavar la parte interior una vez pelada
Un pequeño gesto, que diariamente nos ahorra muchos malos tragos.