Uno de los momentos cumbre en la vida de las mujeres es la menopausia, y no importa cuánto tiempo se estire este período en su vida, suele estar emparentado a algunas dificultades físicas que pueden paliarse de una sola forma, mediante la realización de ejercicio físico constante, tanto en sus vertientes aeróbicas como anaeróbicas, para de esa forma obtener una importante cantidad de beneficios, tanto fisiológicos, como psicológicos.
Por ejemplo, en el caso de los beneficios puramente físicos, no podemos dejar de destacar que el ejercicio y el entrenamiento producen alteraciones en ciertas hormonas, lo que permite claramente una mejoría en el sentimiento y la percepción que la mujer tiene de su cuerpo en este período, siendo por caso que una mujer con alto grado de tensión premenstrual pueden retener de 1 a 2 litros de agua en exceso, y el ejercicio ayuda a evitar estas retenciones.
De la misma forma, la liberación de endorfinas, sumamente positiva para el organismo, permite difuminar la percepción dolorosa durante el periodo premenstrual y menstrual, y se explica muy bien esta teoría en la denominada “ley de las endorfinas”, referida a las mujeres que se encuentran en esta situación.
Pero también existen, desde luego, beneficios psicológicos para las mujeres que se encuentran realizando deporte mientras tienen su período menopáusico. Por ejemplo, evitando los cambios de humor, que muchas veces se suceden por estados de ansiedad de las mujeres, o de estrés, los cuales pueden incrementarse cuando tienen a su cargo una familia, como sucede en muchos casos, o un empleo demandante.
Incluso, desde un punto de vista diferente, es muy probable que la práctica de ejercicio físico desarrollado con un grupo de iguales, que favorezca la relación social con otras mujeres en su misma situación, le traiga una importante serie de beneficios a las mujeres que comienzan, o hace tiempo lo hacen, a transitar la menopausia.