LECHE
Quien más quien menos ha probado alguna vez el reconfortante efecto del vaso de leche caliente antes de acostarse y, además, en invierno. Un hábito que tiene su explicación: por su contenido en triptófano (precursor de la serotonina) la leche tiene un cierto efecto relajante y nos ayuda a conciliar el sueño. Además, claro, la leche nos aporta una buena dosis de calcio (120 mg/100 cc), vitaminas A y D y proteínas de alta calidad. Respecto a la energía, ésta dependerá de si se trata de leche desnatada, semidesnatada o entera. Sea como sea, no supondrá más de 60 kcal/100 CC. La desnatada tiene la contrapartida de aportar menos vitaminas, pero es más ligera y digestiva. Si añadimos una pizca de canela o cacao será una bebida más tentadora… Y para los que no toleran bien la leche de vaca o no les gusta, una buena alternativa es recurrir a bebidas vegetales como la leche de soja, de avena o de almendras.
CAFÉ AMERICANO
Un buen café largo, a la americana, también puede ser un antídoto perfecto contra el frío. Además, si se toma en dosis moderadas y no se abusa, tiene sus beneficios. Además de cafeína, algún mineral y mucha agua, si es negro y de calidad contiene antioxidantes, beneficiosos para las arterias y el corazón. En cuanto a la cafeína, si se toma en dosis moderadas es estimulante, ya que aumenta la concentración y disminuye el cansancio. Si nos excedemos, en cambio, el efecto puede ser justamente lo contrario. Lo más conveniente, por tanto, es no pasar de los tres cafés al día. A diferencia de un café expreso, el café largo será menos irritante para el estómago y mucho más hidratante.
Fuente: cuerpo armonioso