Aunque todas las comidas, en cualquier etapa de la vida, son importantes, los alimentos que llevamos a nuestro organismo adquieren una dimensión superior cuando son el elemento que nos permitirán, en los primeros años de vida, poder desarrollar luego, a un mejor rendimiento, las actividades físicas que tengamos pensadas, motivo por el cual ahora vamos a analizar cuáles de ellos son más recomendables.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que los alimentos, en el caso de los niños y jóvenes que vayan a desarrollar diferentes actividades físicas, tienen algunas funciones muy particulares, las cuales comienzan desde abastecer el cuerpo de energía para el deporte y el resto de la jornada, hasta evitar que tengan hambre o se deshidraten, entre otras; muchas de las cuales pueden ser consecuencia de la suma de pocos alimentos, y una sobre exigencia en el entrenamiento.
Otra clave, en tanto, tiene que ver con el tiempo transcurrido entre la última ingesta fuerte de alimentos y el entrenamiento deportivo. En este sentido, los especialistas consideran que la diferencia ideal es de entre dos y cuatro horas previamente, de modo que los hidratos de carbono, especialmente recomendados en estos casos, se pongan al servicio del organismo en la misma práctica deportiva.
Luego, ya yendo directamente a los alimentos que se recomiendan, podemos mencionar primeramente para el desayuno o merienda, agua, leche, yogur, helados de agua, miel, gelatina, frutas, zumos, granolas, cereales en general, vainillas, y otros semejantes; mientras que para la cena o almuerzo, se aconsejan salsas simples, carnes blancas, pastas, cereales, legumbres y frutas.
Incluso, se aconseja también limitar al máximo el consumo de alimentos ricos en grasa, bebidas con gas, alimentos a los que el cuerpo no está acostumbrado, demasiada cantidad de comida en general, golosinas, bebidas azucaradas, y algunos otros que podrían significar un problema para el cuerpo al momento de entrenar.