Seguramente habrás visto más de una vez que cuando nos cruzamos a alguien de origen chino por la calle, y o vemos noticias o películas en las que aparecen varios de ellos, en general tienen tendencia a ser más flacos que los españoles. Esto se debe sin dudas a lo que se llama alimentación china, una tendencia que poco a poco es mirada con mayor entusiasmo en occidente, y que nosotros queremos analizar para saber, en efecto, hasta dónde vale la pena.
Lo primero que debemos destacar es que la alimentación china cumple con un precepto básico de cualquier tipo de dieta que queramos llevar adelante. En efecto, incluye como fuente principal de energía los hidratos de carbono, gracias a la buena cantidad de elementos como pan, pasta, arroz, pan y patata que se suelen consumir con ella, muchos de los cuales a su vez forman parte de la categoría de los farináceos.
Siempre versiones integrales
A partir del consumo prioritario de todos estos productos y alimentos, debemos decir que una de las indicaciones principales tiene que ver con siempre priorizar las versiones integrales de los alimentos, de forma que tengamos menos calorías en el cuerpo. Es decir, en términos generales, que gracias a todo ello, podemos concluir en que la alimentación china en efecto sí es saludable para un habitante de esta parte del mundo.
Los acompañamientos, igual de importantes
Por otro lado, también tiene mucho sentido pensar en los complementos alimenticios de este tipo de dieta, motivo por el cual es necesario consumir también, en buenas cantidades, frutas y verduras, pescados, productos lácteos desnatados, aceites vegetales, y otros tantos que son los que hacen que el arroz y los demás farináceos, tengan sentido a fin de cuentas.
En líneas generales, podemos concluir entonces en que la dieta china es igual a la mayoría de las tendencias alimenticias, debemos tomar cantidades moderadas de cada tipo de alimentos y variar mucho.