Por más que sepamos perfectamente cuáles son los beneficios de practicar algún deporte o actividad física, no es ningún secreto la preferencia que las personas muestran a la hora de abandonar el gimnasio, como lo primero que quitan de su rutina tan pronto se dan cuenta de que el tiempo, o las ganas, no le están alcanzando para cumplir con otras tareas que por lo general suponen la familia y el trabajo.
En este sentido, el gimnasio es una de esas actividades que empezamos y dejamos incontables cantidad de veces, encontrando siempre un motivo para justificar dicho abandono, y de esa forma, comenzamos a entrar en una especie de ciclo en el que no nos vemos tan bien, cambiamos el humor para mal, dejamos de dormir tan plácidamente, y demás.
De hecho, aunque los científicos explican que cada persona tiene sus propias razones para abandonar la actividad física, y que las potenciales causas de esta dejadez son variadísimas, muchas de ellas confluyen en una falta importante de motivación, que en un primer momento les provoca ir menos cantidad de veces a entrenarse, y más tarde, hacerlo con menos ímpetu, hasta finalmente terminar abandonando.
Por ello, mucho se trabaja en los gimnasios importantes sobre la intención de mantener a los clientes, ya que muchos de ellos son considerados de hecho “gaviotas”, porque suelen entrenarse pero lo hacen sólo de cara al verano, cuando ya es tarde para notar cambios, o cambian constantemente de centro donde entrenan, creyendo que de ese modo van a mejorar sus resultados.
Incluso, los estudios sostienen que 6 de cada 10 personas que toman la iniciativa de matricularse en un gimnasio, no superan los 3 meses de permanencia. El hecho de realizar el entrenamiento sólo hace que, muchas veces, el mismo se torne aburrido, y allí es cuando comienzan las dudas sobre si seguir o no, y finalmente, el abandono.