Tras el parón de Semana Santa, es el momento de volver a nuestra rutina diaria a la hora de hacer ejercicio. Disfrutar de una vida activa nos ayuda a compensar los excesos que hayamos cometido durante esos días, pero además, nos permite disfrutar de una mejor salud a largo plazo.
Un reciente estudio publicado en Hospital General de Massachusetts destaca que las personas que realizan actividad física regularmente tienen una mayor esperanza de vida y una menor prevalencia de enfermedades como la obesidad y la diabetes. Sin embargo, los datos globales de La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que el 31% de los adultos no alcanzan el mínimo recomendado de 150 minutos de actividad física moderada por semana.
En este contexto, aunque durante unos días de descanso es normal experimentar cierta desconexión física o emocional, el regreso a la rutina no debe vivirse como una presión. Al contrario, puede convertirse en una valiosa oportunidad para reconectar con el cuerpo, mejorar el estado de ánimo y retomar el control del bienestar personal. Con algunas pautas sencillas, motivación y constancia, es posible recuperar la forma física y transformar ese retorno en el primer paso hacia una versión más activa, saludable y equilibrada.
- Empezar con un movimiento suave y progresivo es fundamental. Retomar la actividad física no implica forzar el cuerpo. Es recomendable comenzar con ejercicios ligeros como caminar, nadar, practicar yoga o realizar rutinas de movilidad articular. El objetivo es activar el cuerpo de manera gradual para evitar lesiones o el agotamiento.
- Planificar los entrenamientos como si fueran una cita importante puede marcar la diferencia. Reservar un horario específico ayuda a generar compromiso. Tres sesiones semanales de 30 a 45 minutos pueden ser suficientes para recuperar el hábito de manera sostenible.
- El descanso y la hidratación también deben ser una prioridad. Dormir adecuadamente y mantener una buena ingesta de agua es tan relevante como el ejercicio físico. Estos factores favorecen la recuperación y mejoran el rendimiento tanto físico como mental.
- Es importante cuidar la alimentación sin recurrir a medidas restrictivas. No es necesario adoptar dietas extremas. Una alimentación equilibrada, rica en frutas, verduras, proteínas y alimentos frescos, permite al organismo funcionar de manera más eficiente y favorece el proceso de recuperación.
- La constancia es más valiosa que la perfección. Tras un periodo de inactividad, es normal no sentirse en forma. En lugar de buscar resultados inmediatos, lo más efectivo es avanzar paso a paso. La regularidad es clave para generar cambios duraderos.
- Elegir una actividad que resulte motivadora puede ser determinante. La constancia se alcanza más fácilmente cuando la actividad física también aporta disfrute. Disciplinas como el fitboxing, el baile o los deportes en equipo ofrecen dinamismo, fomentan la sensación de comunidad y ayudan a liberar tensiones acumuladas.
Un ejemplo claro de este enfoque integral es Brooklyn Fitboxing, una de las principales cadenas internacionales especializadas en esta modalidad. Sus sesiones combinan actividad cardiovascular, coordinación, fuerza y una experiencia inmersiva que motiva a los usuarios a superarse en cada clase.
En palabras de Jesús Blanco, Master Trainer de Brooklyn Fitboxing, “en el fitboxing, trabajamos con sesiones de 47 minutos que combinan ejercicios funcionales y de alta intensidad con trabajo cardiovascular, lo que permite una activación completa del cuerpo y acelera la adaptación metabólica tras un parón.”