Tanto la retención de líquidos como el exceso de grasa o el cansancio pueden provocar que los tobillos se hinchen, especialmente al final del día. Para reducir la hinchazón, dedica unos minutos a ejercitar esa zona realizando movimientos circulares, primero en un sentido y después en sentido contrario. A continuación, intenta abrir y cerrar los dedos de los pies varias veces. Intenta hacer baños alternos de agua caliente y fría. Y aplícate cremas o geles de crioterapia. En cuanto a la rutina diaria, evita estar mucho tiempo sentado o de pie y procura pasear como mínimo una hora al día.