La Encuesta nacional sobre actitud de los españoles ante la donación, realizada por la Universidad Autónoma de Madrid para la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), revela, entre otros datos, que a pesar de que el 66,5% de los españoles se muestra predispuesto a donar sus órganos, sólo el 8,2% de ellos posee tarjeta de donante. Estos porcentajes han registrado un ligero aumento con respecto a la encuesta de 1993, cuyos valores se situaban, respectivamente, en el 64,5% y el 6,2%.
Ésta es la tercera encuesta (1993, 1999 y 2006) que la ONT emprende para conocer la opinión de los españoles sobre la donación de órganos. Se observa una leve reducción a lo largo del tiempo en el porcentaje de quienes se «oponen totalmente a la donación», que ha pasado del 17,6% en 1993 al 14,7% en 2006. Paradójicamente, la mayoría de las personas que actualmente afirman que nunca donarían sus órganos estarían dispuestas a aceptarlos en caso de necesidad. El 96% de los encuestados tienen una opinión muy favorable de los donantes.
La encuesta, realizada sobre una muestra de 1.206 personas adultas (57,6% hombres, 52,4% mujeres, 8,45% inmigrantes), con estudios primarios y secundarios y un nivel socioeconómico medio, revela un incremento en la proporción de ciudadanos «que conocen directamente algún caso relacionado con donación de órganos o de trasplante».
Aunque los medios de comunicación siguen siendo la principal fuente de información, especialmente la televisión, los nuevos datos evidencian que la familia, los amigos y los profesionales sanitarios empiezan a serlo también.
Desde que se creó la ONT se han practicado en España más de 50.000 trasplantes de órganos sólidos. Si a principios de los años noventa los trasplantes eran excepcionales, hoy día forman parte de la rutina de la actividad médica.
Consentimiento familiar
El 48,6% de los encuestados considera que el consentimiento escrito por parte de la familia debe pedirse sistemáticamente para proceder al trasplante, mientras que el 41,2% opina que sólo habría que necesitarlo cuando el fallecido no haya expresado su voluntad de donar.
Sin embargo, según la misma encuesta, el 60,6% se pronuncian por no respetar la negativa familiar si el difunto era favorable a la donación y el 25% creen que debe prevalecer la negativa familiar sobre la opinión expresada en vida por el fallecido.
La gravedad del paciente sigue siendo el criterio prioritario a la hora de asignar los órganos disponibles (47,5%), las posibilidades de supervivencia tras el trasplante (26%) y el tiempo en lista de espera (14,7%) son las tres razones principales para acceder al trasplante.
Leido en Diario EL PAÍS